Todos los años, al comienzo de la primavera, solemos plantar alguna legumbre en la clase, para que los niños sean partícipes del cuidado y crecimiento de una planta. Es un proceso relativamente corto, que motiva mucho al alumnado y que, al ser algo tan cercano, le facilita la comprensión del mismo y desarrolla hábitos de cuidado del entorno. Es normal que en estos días, la salida de las primeras flores les anime a cortarlas y a querer cogerlas; todavía les cuesta comprender que son seres vivos y que al arrancarlas, les privamos de vida. Después de esta vivencia, el respeto hacia los animales y plantas del entorno se incrementa y le resulta más fácil y grato contemplar el paisaje primaveral sin deteriorarlo.
Muy amablemente, la seño Loles se ha adelantado y ha puesto a nuestra disposición todos los materiales necesarios para llevar a cabo esta actividad tan fácil, pero a la vez, tan significativa y motivadora para el alumnado de esta edad. Si bien es cierto que no hemos podido evitar el desparrame de tierra por el suelo en más de una ocasión, luego hemos colaborado todos de forma activa en recogerla y evitarle así más trabajo a las profesionales de la limpieza de nuestro cole.
Día tras día, observaremos los cambios e iremos fotografiándolos, para recordar, posteriormente, el proceso desde que plantamos el garbanzo, hasta que salió la planta.
Os dejo unas imágenes muestra del disfrute de la actividad.
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